25/5/10

Sí, claro.

-Hey.
-Hey..
-¿Me recuerdas?
-Jajaja, pues claro que te recuerdo, que eres idiota.
-Bueno, no sé, creí que me habías olvidado..
-Tú siempre tan optimista.. ¿Y esa camisa?
-Nuevita. ¿Y esa percha?
-No sé de qué me hablas..
-Del Javi.
-Hombre, eso siempre.
-No puede faltar.
-No podía vivir sin él.
-Te comprendo.
-¿Qué tal todo?
-Perfecto, gracias.
-Ya ves.
-...
-... Y decías que vendrías antes.
-¿Y yo qué cojones iba a saber?
-Pues menos mal que has llegado, estaba harta de no verte.
-Ya sabes, nadie es eterno.
-No sabes cuánto me alegro.
-El ateo capullo y la católica traidora.
-Qué grande.. ¿Dónde cojones estamos?
-Ni idea, tronca.
-Pero..¿quién nos ha traído?
-¿Eso importa?
-En absoluto.
-Pues ven aquí.
-Ya estoy aquí.
-Tal y como prometiste, conmigo siempre.
-Sí, claro.

17/5/10

Contigo.

Más allá creo que no llegan mis ojos. Desde aquí sólo veo prados y paja. Mucha mierda. Cabezas cortadas clavadas en palos. Lo típico, supongo, lo de siempre. Decía que la quería y está jugando con ella. No saben sentir, no saben perder, nadie les ha explicado qué pasa cuando te quitan el chicle de la boca, cuando te lo arrancan de los dientes. No entienden de vacíos porque siempre tienen la barriga llena. Claro se entiende mejor, sin tonos medios, sin faltas. Uno arriba y quítale hasta quedarse bemol. Eres todo lo que tienes en el mundo, tú y tus dudas, tú y tus puntillosos fallos. ¿Se dice así? ¿se escribe así? ¿se hace así? No somos nadie hasta el día en que nos quieren. Ese día descubrimos que estamos en el mundo, que el mundo que pintábamos de absurdo y de injusto se mueve al compás de una música extraña, y mientras más bajo suenen sus melodías, más sentimos su grito en el tímpano.
El estiramiento mañanero de la tierra, el timbre de voz del león.
Pero más allá no llegan mis pupilas, mis garras se doblan por debajo de mis piernas. Tuerce siempre, maréate, pero no entregues tus sueños, tus deseos a la plebe. Abajo todo es prado y más prado y más paja. Sólo mierda.
Me vuelvo para observar si sigue la puerta abierta. Siempre lo está. Me acerco despacio y con un rugido tenue despierto sus costillas, y su pequeña respuesta me hace temblar aunque sea medio tono por debajo. Sus pezuñas se asoman desde el hueco más oscuro de la cueva, al final. Allí quiero quedarme a dormir, con él. Que la noche nos abrace y mis rugidos se pierdan en años luz y estaciones. Que pasen como pasan los recuerdos por mis iris, deslizándose y cayendo hasta que, en un descuido, los piso y dejo que otros los pisen también. Quiero morirme con él acariciándome el pelo, que lleguen días y noches, cazar para él y que cace para mí. No quiero ser el rey o la reina de la selva, del bosque o de las praderas. No quiero perderme lejos y volver y explorar y machacar y retratar y empolvar, si no escucho su rugido tras mi espalda.
No quiero a nadie más.
De día puede moverse el universo entero y golpearme las neuronas. Le dejo existir y a las 24 horas pulso el interruptor. Y no quiero más sol ni más día ni más lucha. Lo único que quiero es adentrarme en mi cueva y buscar sus pezuñas, y enredarlas en mi pelo, y cerrarle los ojos. Y ver cómo cae dormido.
El sueño de los planetas, el silencio del león.
Él es mi reino y mi meta. Él es mi naturaleza. Él es todo lo que quiero conservar en esta jaula infinita de bestias e insectos, de dinosaurios y saltamontes, de tigres y ratones.
Él es mis dientes y mi única guerra, mi única defensa y mi único territorio.
Apagad o encended vuestra selva a vuestro antojo. A mí dejadme dormir a su lado todas las noches que queden, y juro no invadir ni una estrella de las vuestras, no atacar constelaciones, no sublevar a mi reino, no levantar estampidas de rinocerontes.
El león se ha cansado de abrir la boca y gritar, y se tumba a que le laman la cabeza con ternura.
24 horas al día, toda una vida soy vuestra. En cuanto escuche de lejos un leve rugido suyo, abdico y en La menor.
Buenas noches, cielo azul. Abre los brazos.

14/5/10

Un mundo para Gonzalo.

Vendrán huracanes vanidosos a estropearte las manos. Deja que las estropeen. Habrá quien mire con envidia cómo lo haces, habrá quien pase de largo, habrá quien haga exclusivas de tu sufrimiento, habrá quien diga creerte y estar contigo. Deja que sean y que digan y mantén tus manos siempre preparadas por si vuelven. SIEMPRE. De pie y abriendo los brazos para que lleguen sus balas: tu cuerpo puede con ellas, con toda su dinamita, con toda su furia y con todos sus juicios. Quiero que lleves mi rabia dentro y que te empuje y te arrastre, y que entiendas que su naturaleza es de pura indignación, de pura decepción en un mundo acorralado, abandonado y podrido en el que vas a creer, al que vas a defender hasta que cumplas la edad suficiente para rendirte y soltarlo. Pero hay que golpear aunque sea al vacío, porque en eso consiste estar vivo. Y el día que creas que no puedes, sólo tienes que mirarme. Mírame, y recordarás que puedes. Mis brazos son tuyos y serán tuyos aún cuando no puedan más, hasta el día en que se apague mi última voluntad.
Voy a dedicar de lleno tus primeros años de vida a besarte el pelo, para que aprendas que la fuerza de las personas debe medirse por su capacidad para demostrar ternura, y no para empuñar armas.
Van a acribillarte con telediarios, panfletos y series de sobremesa: ninguno tiene razón. Van a reventarte el cerebro y a inflarlo con dioses y con religiones: ninguna tiene razón. El puto brillo que traes bajo tus párpados rosas y empapados como pan, llenos de sangre, es lo único en el mundo que te puede guiar. El brillo de tus ojos.
Te morderán las entrañas con palabras y con hechos, te empujarán al vacío, te dejarás caer, te harán daño, llorarás (no sólo llanto por hambre, como al principio, no sólo llanto por sueño, no sólo llanto por miedo). Verás violencia en la tele y después cerca, pero no tanta como otra gente. Te obligarán a sentir necesidades absurdas y a seguir modas y ritmos que no te pertenecen. No seas de ellos, no eres de ellos. No seas como ellos. Quizá te tilden de raro, quizá algún día comprendas por qué escribo, quizá algún día escribas, quizá entiendas qué es la literatura.
También alguna vez querrás a alguien: rompe tu costilla en dos, corta el mundo por el maldito ecuador si hace falta, muéstrate y rinde tu alma a ello. Por el amor sí merece la pena hacer el idiota. Haz el idiota, pero no dejes jamás de luchar, así te ahoguen y te arranquen de ti mismo, así tengas que mostrar al final todas tus cartas, sigue jugando sin ellas. Juega sin cartas. Aunque dejes de verle el sentido y el fin, nunca te rindas, jamás. Mi papel aquí será ser un ejemplo a seguir, así que, si es necesario, me moriré sonriendo, que es el mayor grito de guerra que nadie pueda emitir.
Sé que no vas a pedirme nacer, nadie lo pide. Vivirás con la pregunta de qué coño haces aquí, de por qué muere la gente delante de tus narices, de qué pintas y cual es tu misión. Tu misión no te la van a decir en iglesias ni en colegios, ni nadie que pretenda saber más que tú. Tu única misión en este mundo de ratas es no ser una de ellas. Tu única misión aquí es ser buena persona. Sé bueno, cariño, sé bueno, sé honesto.
Intentaré enseñarte que hay que ser valiente aunque te devore el miedo, que hay que ser justo aunque nadie te puntúe, y que hay que intentar ser sincero aunque todo lo que te rodee sea una mentira gigante.
Te bombardearán con vicios y guerras, alcohol y drogas, sueños frustrados y canciones de amor. Cuentos surrealistas y moralina gastada. Tú procura defender tu verdad aunque el fuego te alcance hasta las rodillas, aunque lo sientas quemarte. Tu camino no está fuera, el único camino es la verdad. No hay belleza si no la haces, no hay paz si tú no la traes, no hay nada verdadero que no lleves tú de serie. Vendrás al mundo con el mundo debajo de tus dedos, que se te da para que lo des. Somos lo que damos, somos el bien que hacemos. Yo te lo voy a dar todo solamente para que algún día tú también lo hagas.
Lo único que debe preocuparte conseguir es hacer feliz a aquellos que te importan. El resto, mi vida, es pura basura.
Sé bueno, cariño, sé honesto.

5/5/10

Sgdo Corazón de Jesús.

A la guarida de los sueños rotos. A la mansión del terror de la que salí corriendo. A la fábrica de monstruos.
A la que fue más casa que mi propia casa, al lugar donde encontré más familia que en mi propia familia. Donde iba cada vez que me sentía sola...para estar aún más sola, pero también menos.
Aún conservo el cuadernillo con canciones a María, aún no comprendo ninguna; pero no las he olvidado. ¿Quién te iba a decir que dejaría de ponerme de pie en misa, de recitar con el resto, de aceptar su bendición y agradecerla en voz alta? ¿Iré al infierno por eso...? Tu rebaño desmembrado e ignorando la llamada del Señor. Ya no voy a misa, ya no recuerdo por qué iba. Ya no me acuerdo de rezar por las noches. Ya no me confieso. Ya no recibo el cuerpo de Dios los domingos. Ya no me preocupa.
Temblé de miedo al pensar que no volvería a verte, como un perro que arrancan de las faldas de su dueña, como un bebé que separan del pecho de mamá. Temblé al verme desnuda frente a un mundo vacío de fe y de cariño, y pensé que te echaría de menos durante toda mi vida.
Al cubo de ratas donde crecí. Al lugar donde más he querido de la historia de mi vida, y donde más he sentido necesidad de decirlo.
A ti, por quedarte conmigo cuando yo te despreciaba.
A ti, por criticarme hasta la saciedad (al final tenías razón en casi todo lo que decías).
A ti, por amenazarme y empujarme contra la pared.
A ti, por ese "estoy aquí porque te quiero y porque me preocupas".
A ti, por preguntarme si seguía escribiendo, y por echarte a llorar cuando respondí que sí.
A ti, por abrazarme sólo a mí delante de los restantes 30 alumnos, que miraban envidiosos y llenos de desconcierto.
A ti, porque nunca te olvidé aunque tú lo hicieras.
Nunca borraré de mi mente tu patio, ni el color de las losas de cada uno de los servicios. De todos y cada uno de los malditos servicios.
Nunca borraré de mi mente la mañana en que pasaron DOS HORAS mundo afuera y yo había calculado alrededor de DIEZ MINUTOS. Allí, sentada junto al water, mirando fijamente la pared, sin hacer nada.
No olvido tu fuente (no la que pusieron nueva, sino la que arrancaron), ni tus pelotas de basket, ni tus colchonetas verdes.
No olvido la escalerilla que daba a la parte de arriba, donde jugábamos al "Matar".
Los recuerdos me golpean la corteza del cerebro. Media vida mía es tuya, y media vida tuya me llevé cuando me fui. Nuestra estrella perdida entre tus cimientos, nuestras voces tapadas con las nuevas.
Nosotros hicimos vida del barro.
¿Te ha interesado alguna vez saber cómo me va? ¿Casualmente te preocupa qué ha sido de mi vida?
Llevo en la respiración tatuado tu nombre, y en el corazón tu sello, tu escudo azul y blanco. Como el que había en el chándal (no en los nuevos, sino en los nuestros).
Toda mi infancia se fue contigo, haz con ella lo que quieras.

2/5/10

Querida Marta:

¿De verdad crees que soy tan mala? Pues mira, para que veas que también tengo mis momentos, y aún sabiendo (te conozco mejor que tú misma) que va a costarte confiar en mí, por cada llanto que me has dado, voy a pagarte con algo. No quiero que pienses que te he maltratado por pura diversión, que me he llevado tanto a cambio de nada. Voy a darte todo lo que te quité, todo lo que te negué multiplicado por dos. Voy a hacerte sentir que hasta el más humillante de los dolores ha merecido la pena. Me pedías solamente una cosa, una y otra vez la misma cosa, y la vas a tener. Y algún día en el futuro me mirarás a los ojos sin todo este desprecio, y entenderás que sólo fui una madre severa y estricta que buscaba a toda costa que su hija aprendiera, y que, aunque mis métodos no siempre sean los más apropiados (cualquier padre se equivoca), mi única preocupación ha sido educarte. Yo cargo con tu rencor, pero pensándolo en frío, hay padres peores. Tú me has dado mucho, me has gritado y me has llorado. No siempre hemos tenido una relación tranquila. De todos modos, creo que, en el fondo, siempre te has dirigido a mí con cierto respeto, que te has esforzado por ser prudente y aceptar mis decisiones y mis juicios a pesar de lo que ello significase para ti. Has rabiado de impotencia por mi culpa, pero nunca has intentado golpearme ni desprestigiarme a propósito. Has sido una pobre buena persona, perdida en el lugar donde quise que estuvieras, y una luchadora innata por mucha agua que lloviese. Has sido una pequeña patética guerrera deseosa no de triunfos, sino de conocimiento y de felicidad. Yo veo todo eso. Y sí, lo sé, he quemado tus nervios hasta hacerlos burbujas, he pisoteado tu valentía, he ensuciado tus manos y he apagado muchas veces la ilusión de tus ojos. De acuerdo, he abusado de mi poder, pero, al fin y al cabo, soy tu madre, y hasta la más soberbia y pretenciosa de las madres necesita ver feliz a sus hijos. Yo estoy cansada de tu tristeza y de saberme su causante, estoy cansada de que me tildes de injusta y de que afirmes que me odias. Estoy harta de que llores. Tendré que vivir con ello, pero al menos voy a hacer que a partir de hoy tus días no se concentren en eso. He conformado una respuesta llamativa y creo que acertada, una correspondencia exponencial para ti. He concentrado tus sueños y los he dividido para actuar acorde con ellos, y ahora dejaré del todo la elección en tus manos. No hay más trampa esta vez. No voy, obviamente, a apartarme de tu lado ni a dejar de ser quien soy, y no te prometo nada, sólo afirmo mi presente situación. El poder siempre corrompe, y yo en ese sentido estoy podrida.
Aquí tienes, para ti, justo lo que me pedías. Aquí tienes tu respuesta.
Te la mereces, así que no dudes tanto (duda de mí si quieres y de mis intenciones, ya sabes - tú también me conoces - que no te puedes fiar de mí, al menos completamente y sin reservas, pero no dudes de mis regalos, son la única parte hermosa de mi conjunto, lo único que hace que yo de vez en cuando valga la pena).
Te mando un beso que espero que aceptes.
Sé que no vas a olvidar, aunque una parte de mí esperará hasta el final de los días que me perdones. Sé que no he hecho de ti algo malo. Quedamos en paz (al menos durante un tiempo).
Una última cosa voy a exigirte por ahora: pase lo que pase, escojas lo que escojas, haga lo que haga yo, SÉ FELIZ.
Fdo: La vida.