17/11/10

Desde Una Llanura Sin Árboles.

Tú. Con tu cabeza repleta de caracoles. Antes de que todo el mundo empezara a decir cosas sin sentido. Volverás a ser de nuevo esa niña que pintaba las paredes de su casa con rotulador marrón, que odiaba ducharse, que quería estudiar Derecho. Cógeme el ritmo y pídeme que te ayude a volver a empezar. A reírte con la misma fuerza insólita y humilde que tenías a los catorce, a despertar con el mismo brillo inocente en los ojos que cuando cumpliste veinte.
Antes de que las ventanas se cerraran y de que todos se fueran, uno a uno, sin pedirte a ti permiso. A ti, que eres mi estrella.
No sé lo que hago bien, no sé qué estoy haciendo mal contigo. Pero espero no estar siendo una Diosa despegada, distante y fría. Espero que me creas cuando escribo que te quiero y que me duele tu daño como uno mío. Todo lo que te he quitado... Pero a cambio te hice el regalo más grande que se puede hacer a alguien: te he ayudado a crecer, a pensar, a investigar, a buscar, a proteger, a llorar. He hecho de ti, e intento hacer todavía, alguien digno de mostrar sus dientes sobre un papel. De hacer de un folio carne.
Grita todo lo que quieras, cuando quieras, y en mis oídos tus quejas serán prioritarias. Susurros que he firmado ser incapaz de ignorar.
He fabricado una vida brillante y pobre a la vez para una piedra que engendra flores, que lame el musgo y hace de él enredadera. He impregnado tus vestidos con tu personalidad, tus frases con el peso del tiempo y de la experiencia. Te he dado el llanto tierno y el llanto amargo, la risa tonta y la carcajada. El juicio y el perdón. La pregunta. La fortuna y la miseria bajo un mismo techo. El As de Copas y el Diez de Espadas.
Te he dado la vida.
Y ahora se me hace imposible darte la muerte. Siendo algo natural, algo propio de cualquier ser que ha vivido, algo que me afectará a mí en su día y a todo el mundo. Y no me entra en la cabeza -o en el corazón- matarte.
Para que luego haya gente que reniegue de sus padres. Para que luego los haya que digan que ser madre es fácil. Para que luego juzguen con tanta soltura a Dios.

1 afectados:

Anónimo dijo...

Eres oro puro.

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