Pero a veces amanece un sol tímido y templado, y sopla con cuidado un rocío casi de humo sobre copas y raíces. A veces se asoman rayos por la ventana que da al salón, y me acerco como lo hacen los camellos de los reyes el día de Navidad, buscando garbanzos duros en el fondo de un zapato. Pego la frente al cristal del autobús y recibo, parpadeando en un proceso de fotosíntesis propia de esta época del año, los besos indiferentes de mi única inspiración, de mi único motivo y mi única vitamina.
Tu cuerpo hecho de carne ilumina y da calor a este planeta mojado, que levanta a sus criaturas en un rito bautismal para que tu los alcances. Necesito tu silueta dibujada entre mis piernas, tu luz clavada en mi sombra. Tu pelo protegiendo de noche a mis estrellas mientras deambulan colgadas de la nada y lo infinito, muertas de envidia porque nosotros podemos morir.
Tu risa rompe el hielo de un invierno lento y largo.
En una bola gigante, azul e inquieta, metiste perdón y sueño. Metiste literatura.
En un mar profundo y gris insertaste monstruos, peces, ballenas blancas, navíos, arrecifes de coral, algas, gaviotas, marineros y destinos.
En un universo roto sin mapa y sin padre alguno, conseguiste arrancar vida.
Y yo, que iba caminando sola y sin mirar hacia atrás, me paré en seco en mitad de la calle notándome el casco hirviendo. "Ya era hora", pensé llevándome la mano a la cabeza para sentir el calor.
Entonces me di la vuelta, me dio tu sol de cara y comprendí, encandilada y sonriente, que sólo es útil el sol que calienta la cabeza. El que despierta las mañanas arañando las cortinas. El que seca de verdad, con su respiración ronca a media tarde, los charcos que parecían estancados en las calles, tallados sobre ellas para siempre. El que trae también consigo, enredada entre los dedos y cerrando con cariño el puño para así no estropearnos la sorpresa, la primavera de nuevo.
Y recordé otra vez el color de las aceras, los geranios del balcón, los autobuses, los parques...
- A Esteban, en agradecimiento por traer su primavera, su esperanza inapagable, su pasión y su cariño al otoño atormentado y maníaco que soy yo. -
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