30/5/11

En Medio

Con el dolor de barriga asentado ya de forma continua en el estómago y un apestoso olor a amoniaco en los dedos, salgo al balcón a que el viento me despeje la cabeza y me quite este mareo. Y, en medio del desierto de mis brazos delgaditos, de la mirada del vacío a un cielo lleno de nubes deseando llover, de un futuro tan incierto y un pasado tan cansino, sonrío casi sin ganas.
Pero sonrío.
Tengo el corazón cansado de perseguir sinsentidos. Los ojos rojos de no dormir. La espalda hecha un colchón de telarañas de nervios.
Y, en medio de este huracán que sin querer sigo siendo, de otro cajón de poemas que no soporto leer, del blog donde me desquito y la ausencia que acarrea, de la merienda y la cena, me cojo con los dientes la gomilla de la mano y me hago una coleta para salir al balcón. Y el viento frío me sopla en la cara. Y me abre una sonrisa que es planeada, triste y sencilla, barata y falsa.
Pero sonrío.

29/5/11

Nunca le supe querer
y por eso le dejé
que se fuera.
Cuando un amor es de veras
se da la vida por él.
Lo demás lo da cualquiera.

22/5/11

Quimioterapia

Hospital de paredes color crema y asientos de cuero. Circuito curativo de tiempo y falta de acción. Lupa de rayos de sol.
Gracias a Dios, dijo el médico sacando mi archivo del cajón del escritorio.
Estás aprendiendo a curarte por ti misma. Estás creando defensas. Pero eso no significa que todavía estés lista para recibir el alta.
No estoy lista para recibir el alta.
El cáncer había infectado mi cuerpo, mi alma y mi mente y se había reproducido en el estómago y en el pecho, engendrando flores rotas. Sangré de fuera hacia dentro y teñí de rojo muerte mi corteza cerebral.
Me acostumbré al dolor de tal manera, con tales ganas y vocación, que la camilla se hacia pequeña, que mi autodestrucción me parecía sólo un viaje o un ejercicio. Mientras más fuerte me hería, más nadaban mis dos brazos hacia el sur, contracorriente.
Todo empezó en ese área del cerebro que colorean de rosa. De ahí se extendió a los pulmones, donde permaneció meses; y al final, ya de forma permanente, se estancó en la zona azul del alto vientre.
Latiendo.
Vi poesía en mi putrefacción. Te luché con las dos manos como un niño lucha nada contra nadie, disfrazada de soldado. Perdí la guerra conmigo misma y percibí la belleza que hay en toda enfermedad.
Haciéndote daño me hice daño a mí misma y, haciéndome daño a mí misma sin parar, aprendí a amar con los cinco, con los catorce sentidos.
Te quise siendo el cáncer más profundo de este mundo.
Me odié habiendo escogido llevar tu decadencia cargada sobre los hombros.
No puedo, le dije al doctor bajando los párpados a las losas amarillentas de su despacho. Y aquel señor implacable, con sus iris del color de la natilla, cogió mi mano con fuerza, explicándome que había sido valiente, que había librado con coraje la batalla más hermosa y más dañina de mi vida, quererte cuando tú no me quisiste, tirarme al vacío cuando debí haber estado quieta y sin arriesgar nada, lanzar lo poco que me quedaba de dignidad por el plato de ducha y tener que soportar, a menos de medio metro, tus ojos caramelo tiritando y pidiéndome perdón.
El perdón rompió las horas de rencor y me enjuagó el esqueleto. Y perdonándote encuentro aquella parte de mí misma que te entregué sin saberlo.
Hoy me curo de tu cáncer y el médico me da el alta. Y recuerdo con cariño la caída libre, las pesadillas, las cuestas arriba y las mordeduras que a la vez nos hicimos el uno al otro sin darnos cuenta.
Tu amistad es mi trofeo, y me lo llevo aunque ahora sepa a poco.
Tu amor es tuyo. Y ahora, ya por fin, el mío es mío.

21/5/11

Bolsas De Supermercado

Otra espabilada más metiéndose el as de espadas por debajo de la manga, intentando hacerlo bien para despistar a otros. Poniendo banda sonora a un momento caducado. Sabiendo bien lo que hago porque es justo lo contrario a lo que quería hacer.
¿Has visto a alguien fingir con la soltura con que lo hago? ¿Levantar egos con sólo sonreír? ¿Sonreír con las mismas ganas? Hasta para no ser nadie hay que haber nacido alguien, hay que aprender a mentir.
Lazos. Mentira. Literatura. Mentira. Fuego abierto entre dos labios cerrados a cal y canto. Lo que no digo. Mentira. Lo que predico. Sólo mentiras.
¿Y has visto a alguien hacerlo mejor que yo? Porque el único poder que tú tuviste en tu vida fue el de cedérmelo a mí.
Dejar pintada la carretera para que se seque al sol, ponerse los pantalones y levantar la cabeza. ¿Y hay alguien que la levante mejor que esta gilipollas? Rozando el cielo, cogiéndolo prestado como almohada. Harta de dormir de día y de reventarme el cuello, de dejarlas caer mejilla abajo, evitando su sabor a sal acaramelada.
Nadie mueve ambos pies a la vez mejor que este ser humano catalogado de femenino que dejaste en la cuneta del "no sé seguir así", y que siguió, siguió haciendo lo que tenía que haber hecho desde antes de que estuvieras, consciente de que no estás y de que no vas a estar, escribiendo tanta embuste que cualquier día serán ciertas. Hago que parezca fácil perseguir conversaciones, prestar atención al resto, ir de tiendas, colorearme los párpados de celeste.
No recuerdas ya la estufa que se congeló en la nieve, el centro de aquella estrella que empujamos al vacío, todo lo que se tragó aquel agujero negro. Tus brazos como un árbol de enredaderas tediosas abriendo paso entre los mios. El agua fría de la ducha cuando alguien abría el grifo de la maldita cocina. El techo bajando lento, la sábana blanca y negra. La música a borbotones, las caminatas de madrugada, las peleas hirientes, sordas. Mi voz haciéndote gritar, tu grito haciéndome llorar. Mi llanto. Tu silla giratoria, el pestillo de la puerta, la calle entera nevada, el supermercado lleno, las bolsas color naranja, los horarios al revés. El sombrero, el cartel pegado al puente. Los cisnes a medio metro, las ardillas que corrían con prisa de árbol en árbol.
Ya no te acuerdas. No te acuerdas de que antes de que falláramos tanto, fuiste más que un arañazo sin curar, que una alarma más temprano, que una plancha, que una foto. Fuimos más que dos personas, más que amigos, más que nada en este mundo.
Te olvidaste de salvar lo que habíamos construido. Todo fue a la misma bolsa.

19/5/11

Fantasmas

"Me tiras del pelo y no sé qué quieres de mí. No puedo hundir mis pies en el agua, bajar volando las escaleras, perder el ritmo de los días, andar sin ganas de llegar a ningún sitio.
No sé qué quieres de mí, pero me tiras del pelo. Me acaricias empujándome realmente.
Dándome la espalda, me obligas a inventar poesía del barro, a creer literatura, a construir y respirar al mismo tiempo, a asfixiarme en el recuerdo, estancada, manoseada y besada.
Me obligas con tu ausencia a crecer en mi función, a delimitar mi espacio, que será el mismo que me destruya cuando me apague del todo y ya no me duela tanto la cabeza. Me fuerzas a la inercia de una lucha indeseada e incómoda. Hipócrita. Me obligas a sonreír, a odiarme, a odiar la vida, a odiar a todo el mundo que me rodea y me quiere. A ser capaz de escribir sin parar más que de amar.
Me arrastras a entregarme sin entregar nada, a recitar palabras sin nunca decir nada y a tener sueños por conveniencia. Me has asignado el papel que sobraba en tu función y yo me lo tatúo en la espalda, sin más.
Me has destrozado. He muerto.
Soy tan sólo una persona, pero ya no un ser humano."


(Noviembre de 2005)