14/5/10

Un mundo para Gonzalo.

Vendrán huracanes vanidosos a estropearte las manos. Deja que las estropeen. Habrá quien mire con envidia cómo lo haces, habrá quien pase de largo, habrá quien haga exclusivas de tu sufrimiento, habrá quien diga creerte y estar contigo. Deja que sean y que digan y mantén tus manos siempre preparadas por si vuelven. SIEMPRE. De pie y abriendo los brazos para que lleguen sus balas: tu cuerpo puede con ellas, con toda su dinamita, con toda su furia y con todos sus juicios. Quiero que lleves mi rabia dentro y que te empuje y te arrastre, y que entiendas que su naturaleza es de pura indignación, de pura decepción en un mundo acorralado, abandonado y podrido en el que vas a creer, al que vas a defender hasta que cumplas la edad suficiente para rendirte y soltarlo. Pero hay que golpear aunque sea al vacío, porque en eso consiste estar vivo. Y el día que creas que no puedes, sólo tienes que mirarme. Mírame, y recordarás que puedes. Mis brazos son tuyos y serán tuyos aún cuando no puedan más, hasta el día en que se apague mi última voluntad.
Voy a dedicar de lleno tus primeros años de vida a besarte el pelo, para que aprendas que la fuerza de las personas debe medirse por su capacidad para demostrar ternura, y no para empuñar armas.
Van a acribillarte con telediarios, panfletos y series de sobremesa: ninguno tiene razón. Van a reventarte el cerebro y a inflarlo con dioses y con religiones: ninguna tiene razón. El puto brillo que traes bajo tus párpados rosas y empapados como pan, llenos de sangre, es lo único en el mundo que te puede guiar. El brillo de tus ojos.
Te morderán las entrañas con palabras y con hechos, te empujarán al vacío, te dejarás caer, te harán daño, llorarás (no sólo llanto por hambre, como al principio, no sólo llanto por sueño, no sólo llanto por miedo). Verás violencia en la tele y después cerca, pero no tanta como otra gente. Te obligarán a sentir necesidades absurdas y a seguir modas y ritmos que no te pertenecen. No seas de ellos, no eres de ellos. No seas como ellos. Quizá te tilden de raro, quizá algún día comprendas por qué escribo, quizá algún día escribas, quizá entiendas qué es la literatura.
También alguna vez querrás a alguien: rompe tu costilla en dos, corta el mundo por el maldito ecuador si hace falta, muéstrate y rinde tu alma a ello. Por el amor sí merece la pena hacer el idiota. Haz el idiota, pero no dejes jamás de luchar, así te ahoguen y te arranquen de ti mismo, así tengas que mostrar al final todas tus cartas, sigue jugando sin ellas. Juega sin cartas. Aunque dejes de verle el sentido y el fin, nunca te rindas, jamás. Mi papel aquí será ser un ejemplo a seguir, así que, si es necesario, me moriré sonriendo, que es el mayor grito de guerra que nadie pueda emitir.
Sé que no vas a pedirme nacer, nadie lo pide. Vivirás con la pregunta de qué coño haces aquí, de por qué muere la gente delante de tus narices, de qué pintas y cual es tu misión. Tu misión no te la van a decir en iglesias ni en colegios, ni nadie que pretenda saber más que tú. Tu única misión en este mundo de ratas es no ser una de ellas. Tu única misión aquí es ser buena persona. Sé bueno, cariño, sé bueno, sé honesto.
Intentaré enseñarte que hay que ser valiente aunque te devore el miedo, que hay que ser justo aunque nadie te puntúe, y que hay que intentar ser sincero aunque todo lo que te rodee sea una mentira gigante.
Te bombardearán con vicios y guerras, alcohol y drogas, sueños frustrados y canciones de amor. Cuentos surrealistas y moralina gastada. Tú procura defender tu verdad aunque el fuego te alcance hasta las rodillas, aunque lo sientas quemarte. Tu camino no está fuera, el único camino es la verdad. No hay belleza si no la haces, no hay paz si tú no la traes, no hay nada verdadero que no lleves tú de serie. Vendrás al mundo con el mundo debajo de tus dedos, que se te da para que lo des. Somos lo que damos, somos el bien que hacemos. Yo te lo voy a dar todo solamente para que algún día tú también lo hagas.
Lo único que debe preocuparte conseguir es hacer feliz a aquellos que te importan. El resto, mi vida, es pura basura.
Sé bueno, cariño, sé honesto.

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