12/10/10

Fría, cercana Londres.

Tan lejos quedó de mí su purpurina magenta, su cielo cerrado y su noche cristalina. Furia hecha rayo de sol. Necesité tu presencia como un bebé los brazos de una madre. Acurrucarme en tu barriga. Necesité que su calor se colase y se me agarrase entero a los huesos. A espirales.
Eché tanto de menos Sevilla... Y ahora la echo de menos también a ella.
Tal vez sea verdad que, al final, sólo pesa lo bueno. Que se me ha permitido recordar de ti algo más que el desamparo.
Tal vez vuelva a ti en calidad de peregrina. A recorrer tus calles sin miedos, sin agobios. A disfrutar de tu aire frío, de tu olor a picante de restaurante indio y de tu historia.
Un cara a cara contigo sin que nadie nos lo empañe.

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