26/10/11

Recuerda

Enredada con el mando del televisor, como un robot resfriado, haciendo zapping por no pensar, mientras un corazón débil me da calambres sonoros a destiempo.
Recuerda. Se te cayó la carpeta cuando lo viste pasar, como en las pelis. Le seguiste con los ojos mientras subía la escalera, peleaste por sentarte a su lado, sentiste su saliva en tu saliva y luego dejaste, sin más, que se fuera. No sabías nada de la vida, ¿ahora acaso sí? Sigues siendo la gatita que se mira en un espejo, que es de papel Albal roto, creyendo ver un león. El coraje imaginario de tus ganas de vivir te mantenían de pie, pero ni siquiera habías nacido con patas fuertes.
El resto de los gatos caen de pie, pero tú saltas de boca.
Al menos eres de las que saltan, de las que luchan aunque sea a solas, de las que buscan donde el resto no cree poder encontrar. Naciste pez y vives en tierra. Marioneta que mordió la cuerda con los colmillos entre ataques de ansiedad. Una rebelde que llora. Una defensora enana y ridícula del show necio y despreciable que es la verdad.
Eres valiente aunque ahora no te acuerdes.
Recuerda. Tenías un sueño, una carpeta de color negro a punto de reventar. Querías luchar por eso. Incluso cuando él vino. Coge el boli. Míralo. Y recuerda.
Enredada con la manta y tumbada en el sofá. Ahora miras de reojo por la ventana de noche y las estrellas son sólo espacios diminutos de vacío. Tus lunas son pequeñitas, partidas por la mitad, con una parte de color rosa y la otra color azul. Todas las noches las tragas y rezas para dormirte.
No pasa nada, tienes derecho a retirarte de la batalla, a decirle al Coronel que quieres dejar la guerra. A cerrar el pestillo y los ojos. A ignorar la melodía de su mañana tranquila y sumergirte en el ruido insoportable de ti misma, toda hecha calamidad, deseos incontrolados y desesperación. Tienes derecho a intentar aprender a convivir contigo misma, en tu interior, que es todo contradicción, que es todo historias.
Una persona que no sabe lo que quiere no le hace bien a nadie. Siempre es mejor volar solo que arañando las alas de los demás.


"Lo más triste de todo es que al final se supera." - Alejandro Candela Rodríguez.

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